Sabemos que las drogas están “Creadas para Destruir” y que causan un daño importante al ser humano, siendo el daño cerebral uno de los más difíciles de sanar debido a la adicción que generan.
Uno de los problemas actuales más graves es el valor de mercado que las drogas tienen para los adictos, lo cual lleva a muchos a delinquir para obtenerlas. Sin embargo, sin consumidores, no existirían las drogas, ni el narcotráfico, ni su negocio. La clave está en reducir, e idealmente erradicar, el consumo.
Existe otro camino para combatirlas sin violencia. Debemos empezar de arriba hacia abajo, dando el ejemplo con controles periódicos antidoping para todos los políticos, asesores, trabajadores del Estado y fuerzas de seguridad. La droga está en todos lados, al igual que el alcohol; ser adicto es estar enfermo y merece un abordaje de salud.
Es fundamental ofrecer atención médica gratuita al consumidor, compitiendo así con el narcotráfico y brindando contención a los adictos. Hay países que ya implementan sistemas de contención, pero lo principal es aprovechar las drogas incautadas en distintos operativos para crear Centros de Salud de Contención. En lugar de destruir estas sustancias, pueden usarse para permitir que los adictos se droguen de forma controlada, asistida y gratuita, con drogas de calidad verificada. Así, eliminamos la necesidad de delinquir para conseguir drogas de baja calidad o peligrosas, sabiendo que pueden satisfacer ese deseo gratuitamente y bajo supervisión.
Cuando un adicto sienta la necesidad, podrá acudir al Centro de Salud de Contención y comenzar o continuar su tratamiento, como cualquier otro enfermo. Estos centros de salud suministrarán la droga para su recuperación y ayudarán a cuantificar y analizar la condición y la complejidad del problema. A muchos políticos no les interesa esta realidad o prefieren ignorarla, pero este modelo disminuiría el valor del mercado ilícito al proveer la sustancia de forma gratuita y controlada, lo cual presionará a los traficantes a reducir sus precios.
Además, muchos consumen drogas porque es prohibido o "de moda." Este enfoque disminuye ese atractivo, al eliminar su carácter prohibitivo. Y a medida que se reduzca el número de consumidores, se reducirá también el mercado y la necesidad de los traficantes.
Esto no implica legalizar las drogas; por el contrario, es un modo de asumir la responsabilidad de evitar que un grupo vulnerable de la sociedad se autodestruya. Cada adicto no solo se afecta a sí mismo, sino también a su entorno: familia, amigos, trabajo, y al estado, que debe soportar el impacto económico y social del consumo.
El Estado, junto con instituciones dedicadas a esta problemática, no debe permitir que estas personas caigan en la indigencia. Independientemente de su edad, deberían ser conducidos a estos Centros de Salud de Contención, reutilizando infraestructuras de antiguos cuarteles o instalaciones similares. Estos lugares ya tienen dormitorios, comedores, cocinas, talleres, espacios deportivos y áreas de esparcimiento, ideales para recibir y apoyar a estos individuos en su recuperación. Cada adicto recuperado es un guerrero más.
La meta final es erradicar el consumo, para tener una población sana y eliminar la demanda de drogas. Sin consumidores, no hay negocio.
Sabemos que hay un enorme negocio detrás de todo esto. Aquellos que negocian con la salud de los Seres Humanos o que evitan actuar para crear una sociedad sana también están enfermos, por no comprender que, a mayor salud, mayor será nuestra capacidad de "CREAR PARA CREAR."